lunes, 16 de junio de 2014

Un sin fin de absurdos pensamientos.


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Ya no encuentro musa más que la tristeza y se siente realmente desolado el corazón. Ya no recuerdo lo que es sentir una caricia en el alma, que los sentidos se desborden por una simple palabra de amor, de cariño siquiera. Ya no logro verme en los ojos de alguien más, no reconozco mis huellas en ninguna piel ni el perfume de los besos que la pasión supo dejar en alguna cama.
Se vuelve todo tan predecible, los días no cambian y los sentimientos inexistentes permanecen igual, igual que un sin fin de razones por las cuales tiende el alma a llorar. Y la soledad se vuelve insoportable y esa misma esencia de felicidad que alcancé una vez de a poco desaparece. Fue un aparecer que desbordó por completo mi estabilidad emocional, fue de esas apariciones desprevenidas e inconclusas que luego de un momento, en cada avance, se aleja más. Y fue ese aparecer que me tiene varada otra vez en la ilusión.
Es así como nuevamente me pierdo en lo que nunca sucederá, es así como sólo con la imaginación y los sueños me veo de la mano con alguien que me hace amar. Pero sólo es eso, una película producto de un único sentir, mío, porque es tan terca la razón que le da paso al sentimiento, siempre.

Ya no sé cómo mantener estable el corazón, si ese nuevo par de ojos alborotó mis sentidos de una sola vez. Ya no entiendo los motivos de mantener algo que no es del todo real, ni entiendo cómo algo tan pasajero para algunos puede permanecer por más tiempo para otros, y tanto más para mí. Ya no puedo controlar el extrañar, el necesitar de su presencia sólo para verlo sonreír, para escuchar la risa que tanta alegría me da.

Todo se vuelve efímero y no es el amor una excepción.
Pero logro mantener al corazón de pie, no volverá a caer...

(Al menos no hoy, no esta vez)