miércoles, 26 de marzo de 2014

El final abre sus ojos.


...


Tiempos donde no trato siquiera de ocultar mi dolor, y no pueden verlo. 

Nervios consumiendo a diario mi rostro, mi cuerpo, mi piel. 
Desgarrados como cuero bajo una ferocidad incontrolable.
Ojeras marcadas por los desvelos, por los llantos en ellos. 
Tez pálida por la ausencia de calor, del calor que necesito de su voz.
Una piel arruinada por la interminable carga interna, despedazando mi envase 
y desgastando el corazón.
La mente se confunde y la razón desaparece. 
La sonrisa externa por dentro se esconde,
no es más que la imaginación ajena,
una ilusión ante los ojos de quienes desean sea verdad.


Y me queman la cabeza sin saber que ya hay incendio,
que todo va consumiéndose,
que pronto se esfumará como el viento.
Y no quedará nada, sólo el vacío de lo que fui,
lágrimas de hipocresía.



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