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La cabeza que gira sin parar, el corazón que late a toda fuerza, las piernas decididas a correr, correr lejos, ¿para qué quedarme?, ¿para qué volver?. Aquí, donde me mantengo rígida, frágil, donde no encuentro motivos, donde no veo estabilidad, donde sólo me encuentro pisando un milímetro antes del abismo, me siento morir. Siento cómo lenta, rápidamente los días pasan frente a mí, sin sentir el calor de su sol, sin vivir la vida con plenitud. Y es que fue mucho el tiempo que puse en pausa, que dejé en suspenso para hoy poder vivirlo sin más que a destiempo, con pasión, en compañía, su compañía, en total y completa libertad. Pero me encuentro varada aún en el medio, y no sé cómo avanzar.
Instantes en donde los pies caminan solos, interminables momentos en los cuales permanecen quietos. La mente que planea y el desgano que la frena, el corazón desesperanzado ante tanta frialdad, ante el olvido ajeno. Palabras que atraviesan lo más sensible de mí llegando al punto extremo donde me hieren aún más.
Hoy sólo quiere paz, del amor (mi amor) se olvidó...
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