martes, 25 de noviembre de 2014

Therefore some.



...


¿Y qué decir?
Qué decir de las palabras que sonaron dulces desde su voz, qué decir de las dudas que engendró en mí. Todo se vuelve tan atípico, no acostumbro a escuchar confesiones antes de las mías, mucho menos de ese tipo. No acostumbro a sentirme amada antes de mi tiempo, antes de dar por hecho que estoy enamorada.
Todo se vuelve retórico y en la realidad queda ese silencio incómodo.

¿Y qué esperar?
Qué esperar a partir de ello, qué ilusiones se harán verdad y qué miedos tendrán su fin. No recuerdo en qué momento dejé que viviera en mí, no recuerdo cuándo decidí que se quedara, pero qué bueno que fue así. Mi sonrisa es otra a partir de su presencia, mis hoyuelos duelen de ternura por sus ojos clavados en mí, y no cuento cómo se achina el corazón con cada roce de cariño.

Qué decir, qué esperar, qué sentir, qué pensar.
Avanzo lento y por dentro todo va tan deprisa. Ir por la vida de su mano ya no es más un pensamiento, se ha vuelto un sueño. La libertad que aspiro de la suya me teje alas para volar más alto, y no pretendo bajar si mi cielo hoy son sus ojos, a no ser que cada aterrizaje sea en sus labios, en un profundo abrazo, de esos que llenan cada hueco, cada grieta que pueda haber en el alma. Porque no hay para mí obsequio más verdadero que un cálido sentir de amor, su amor, en cada mirada suya.

No digo, no espero, siento y pienso en silencio. 
Quizás así la eternidad con la que anhelo dure más de un día, quizás más de un par de años, quién sabe, un para siempre todos los días. 

No digo, no espero, siento más y ya no pienso. 
Que el tiempo decida y el destiempo no descuide el ritmo. ¿Mi sueño? Alcanzarlo de su mano.


Odiarlo un poco, enamorarme sola. ¿Qué más?  
Lo amo sin pesar, a raíz de todo.
Y sin tenerlo todo no pido más de la cuenta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario